martes, 2 de agosto de 2011

Hace 2 años, en un parque olvidado...

Había una vez una niña perdida que, cansada de caminar, se paro y decidió escribir las pesadillas que día a día la atormentaban. Pensó que si las dejaba en el papel se alejarían de ella. Por eso, cogió su pluma de plástico barata, la rellenó, y se puso a escribir en una servilleta arrugada que había cogido de un bar......

[…Y este vacío empieza a parecerme eterno sin ti. ¿Soy aun capaz de amar? Empiezo a planteármelo. Aunque la respuesta aparece rápido… No, no lo soy. No puedo serlo si cada cosa que veo, cada sonido que alcanza mis oídos, cada lugar en el que estoy me recuerda a ti. Y la siguiente respuesta martillea mi mente con insistencia: no soy capaz de hacerlo porque aun te amo a ti. Mi alma te siguió como las sombras persiguen a los cuerpos, sin separarse jamás de ellos pues, aun en la más absoluta oscuridad siguen ahí, aunque imperceptibles.

Y me siento como en una obra de teatro, interpretando el papel que al público le gusta mientras que tras el escenario me quito mi disfraz para ser de nuevo yo misma, la que únicamente ven, aunque fugazmente, mis compañeros de obra, aquellos con los que comparto el día a día, los más cercanos.

Y llego a creer que ese es mi destino, aunque nunca creí en el. Poco a poco deja de importarme todo por lo que antes luchaba, poco a poco me centro en conseguir una buena vida como adulta, aunque ya no vaya a compartirla contigo. Quizás algún día consiga algo parecido a lo que tuve, pero jamás será lo mismo.

Y aun compartiendo el mismo cielo, la misma luna pálida, tan distinta a la nuestra, no podemos vernos, ni siquiera oírnos… Aunque siempre me quedaran los sueños, esas imágenes tan reales que pasan por mi cabeza mientras duermo y que parecen tener la intención de quenunca me olvide de ti. Aunque cada vez fallan más. Me entra pánico cuando no consigo recordar tu sonrisa, tu voz… Lloro aterrada por no recordar lo que sentía al besarte, al darte la mano; cuando tu rostro no es más que una sombra en mis recuerdos, una sombra que seguiré amando hasta que ya no me quede nada…]

Y mientras la niña escribía estas palabras sus cristalinas lágrimas cayeron por la servilleta, emborronando sus letras. Apretó el papel contra su pecho y respiró profundamente. Después, cogió una de las cerillas que siempre llevaba encima y prendió fuego a aquella carta, ya que sabía que jamás podría llegar a su destino…


2 comentarios:

  1. Corazones partidos, respuestas tardías, todo ello con el fin de la nada

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  2. ...

    Me hace pensar en recuerdos olvidados,
    en lo mucho que te amo...
    y que un día te perdí y que aun no me lo he perdonado.

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