martes, 26 de junio de 2012

De vuelta a casa cuando el bus te deja a mitad camino...

Caminando en la oscura penumbra de la noche en una ciudad fantasma donde las luces de las viejas farolas parpadean indicando su cercano final, los coches aparcados en las calles simulan gigantescos monstruos adormecidos y las cucarachas y ratas danzan libremente alrededor de mis pies, los cuales están ya muy cansados como para seguir caminando intento buscar la única vía de escape, mas todo es vacío y silencio a mi alrededor...

Sigo caminando a pesar de que mi cuerpo ya no quiera continuar...

No hace frío, tampoco calor y no llego a saber si es porque hace una buena noche o porque ya no soy capaz de sentir tales sensaciones...

De repente veo lo que parece un espejismo, una pequeña luz verdosa a lo lejos acercándose hacia mi.

Movimiento...

Es la única oportunidad que tengo para salir de allí, aferrarme a esa luz. Corro hacia ella haciendo un esfuerzo sobrehumano y olvidando su terrible y siniestro aspecto virulento y en un último intento de salvar lo que queda de mi ser alzo la mano hacia la luz y ésta se para frente a mi...


lunes, 4 de junio de 2012

Ojos negros (Mis sueños)

-¿Qué hacen esas personas?

- No lo se, creo que podrían ser una especie de... ¿Secta?

Un grupo de cinco personas vestidas con túnicas alzaban sus brazos hacia una hoguera mientras entonaban un extraño canto con voces muy graves. Se encontraban en mitad de una pequeña arboleda y a lo lejos se podían ver edificios muy altos y grises.

-Creo que es mejor que nos vayamos de aquí... -Dije susurrando.

Con cuidado y sin hacer ruido nos fuimos alejando entre los arboles hacia la ciudad mientras veíamos muchos más grupos de personas como el anterior.

De repente, un fogonazo de luz me cegó e hizo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo, desmayándome...

Después de un rato me desperté desorientada y algo mareada. Abrí con cuidado los ojos a causa de la luz que había. Me encontraba en un autobús. ¿Cómo había llegado hasta allí? Decidí hablar con el conductor, un tipo gordo y maleducado que me dijo que había entrado por mi propio pie y que me había dormido en el asiento como hacen los ancianos. También me dijo que el bus se dirigía al centro de la ciudad así que me dí la vuelta para sentarme pero un fuerte dolor de cabeza me hizo parar. Me apoyé en la barandilla y vi mi reflejo en el cristal. Tenía mejor aspecto del que pensaba. De hecho, mi aspecto era perfecto. Pero mis ojos...

En ese momento una sobra cruzó mis ojos, como un gas negro que se extiende y, por unos segundos, los cubrió dejándolos completamente negros. Luego, se desvaneció como si nada. Entonces empecé a sentirme mucho mejor, con más energías, como si pudiera hacer cualquier cosa...

Y no perdía nada por probar...

``La mujer del fondo, que me de cinco euros...´´ pensé.

Y la mujer se levantó, me los dio y se bajo del bus tranquilamente.

``Que el señor de mi lado se diga en voz alta que le gustan las tartas´´ Y así lo hizo...


Me sorprendí y me reí por dentro. Me reí al darme cuenta de que tenía poder para hacer lo que quisiera, sin preocuparme del porqué. Y eso me gustó... Me sentí tan poderosa, el mundo estaba ahora a mis pies...

Volví a mi asiento sin dejar que se notara mi euforia y en la siguiente parada subió una señora rechoncha y bajita que se sentó a mi lado y comenzó a llorar en silencio.

-¿Está bien? - Ella me miró como con desprecio, pero luego...

-Mi marido... Mi marido ha muerto... No sé que hacer sin él, era todo lo que tenía, todo lo que quería... -Sollozos, lágrimas...- Yo no fui la mejor esposa pero nos queríamos como nadie y ahora no tengo nada... Nada...


Al contemplar a aquella mujer llorando frente a mí y contándome sus sentimientos no sentí cosas como pena o tristeza. Tan solo pude pensar en que aquella mujer era ahora un ser inferior a mí, vulnerable y débil, pidiéndome una ayuda que en realidad no esperaba conseguir. Ahora yo podía hacer lo que me diera la gana con ella, cualquier cosa...

-¿Es usted creyente?

-No... Nunca lo he sido, no creo en nada...

-Venga, abráceme... Abráceme y llore... Se sentirá mejor... - Y le dediqué mi mejor sonrisa abriéndole los brazos.

Ella me abrazó y lloro mucho. Se notaba que eso le hacía sentir mínimamente mejor. Yo sonreía en mi interior, sonreía con prepotencia mientras deseaba que el alma de esa mujer fuera mía, deseaba devorarla...

Y así, la mujer dejó de llorar y su mirada quedo vacía como la nada. Yo solté el abrazo.

-Disculpe señora, esta es mi parada...