domingo, 29 de enero de 2012

Todo por un caramelo... PARTE 4

Me cogió por la nuca y me atrajo hacia él para besarme. Mis labios se juntaron con los suyos y de nuevo pude notar su calidez. Le correspondí entreabriendo mi boca y dejando que mi lengua saliera un poco, lo que él aprovecho para meter la suya rápidamente en mi boca y moverla, primero despacio, jugando con la mía. Después, como tantas otras veces antes de ser su esclava, se volvió loco y puso más insistencia en el beso, me cogió la cabeza con ambas manos y me metió su lengua hasta el fondo, haciendo que yo tuviese que abrir mucho la boca para no ahogarme. Yo continué moviendo mi lengua, ahora más rápidamente, provocando que se me escapara un hilillo de saliva que acabo cayendo por mi cuello y pechos...

El corazón me latía con violencia pues algo tan simple como un beso suyo me alteraba más que cualquier otra cosa que pudiera hacerme.

Recordé entonces donde tenía mi mano y, sin dejar de besarle, empecé a moverla de nuevo, más rápido, haciendo más presión. Me acerqué más a él, pegando mi cuerpo al suyo y con la otra mano le rodee la espalda. Era algo que me encantaba hacer. Tocarle la espalda, pasar mi mano por toda ella y sentir, aun con los ojos cerrados, que él me superaba en tamaño lo cual me ponía a la vez que confortaba.

Entonces él bajó sus manos desde mi nuca a mis caderas, acariciándome suavemente la espalda y me cogió de ellas para levantarme un poco y colocarme del todo encima de él. Solté un gemido bastante fuerte al notar como su pene entró con facilidad dentro de mí, hasta el fondo y sin dolor.

Terminamos el beso separando levemente nuestras cabezas y dejando que otro hilillo de saliva cayera, esta vez de ambas bocas, uniéndonos por unos momentos hasta romperse. Él me miraba sonriendo. Con sus manos aun en mis caderas comenzó a moverme hacia arriba y hacia abajo. Yo me apoyaba en sus hombros para moverme mejor aunque seguía sin tener muchas fuerzas.

Moví mis caderas yo también arriba y abajo con movimientos sinuosos, frotándome contra él con el resto de mi cuerpo. Mis tetas quedaron a la altura de su cara por lo que empezó a chuparlas y morderlas con ansia. En uno de esos mordiscos apretó algo más y yo, instintivamente, clavé mis uñas en su espalda y gemí más fuerte.

Pensé que volvería a enfadarse pero aquello le puso aun más caliente y aumentó el ritmo de sus embestidas y la presión que hacía sobre mí con las manos. Yo cerré la boca, pues no podía contener los gemidos y me daba mucha vergüenza, pero él se dio cuenta...

_ Abre la boca, quiero oír tus gemidos, quiero correrme escuchándote...

No fue una orden, pero igualmente obedecí y dejé de contenerme por completo. Notar como su pene entero entraba y salía de mí, como me tenía cogida de esa manera y que me dijera esas cosas me provocaba tanto placer que ya no sabía como aguantarme ni el porqué lo estaba haciendo.

Abrí la boca y gemí con cada embestida, me abracé más fuerte a él, le cogí del pelo y de la espalda, le mordí el cuello y le supliqué que fuera más rápido. Cada vez me movía más deprisa hasta el punto de acabar saltando fuertemente sobre él. Mis tetas se movían mucho también en su cara, lo que dificultaba que pudiera chuparlas.

Pero eso no importaba, yo estaba a punto de llegar al orgasmo, cosa que a mí de normal me costaba mucho por diferentes motivos, así que ni la vergüenza ni nada me importó y me dejé llevar por el placer que mi amo me hacía sentir...

CONTINUARÁ...



jueves, 26 de enero de 2012

Todo por un caramelo... PARTE 3

Desperté a los pocos segundos ya que todavía me encontraba en el suelo con él a mi lado. La cabeza me daba vueltas y comenzaba a tener frío a pesar de lo mucho que me ardía la espalda. Intenté de nuevo girarme pero él volvió a pararme y, sin decir nada, me indicó que me tumbara boca abajo, la cual cosa no me costó mucho, dada la situación.

Entonces él pasó una pierna por encima de mí para colocarse arriba, sin llegar a apoyarse y empezó a acariciarme por las zonas donde no tenía heridas. Acercó su cuerpo todavía desnudo al mío y comenzó a lamerme el cuello y la oreja, dejando que yo notara su respiración sobre mí.

Después, subió una de sus manos a mi pelo, pasando sus dedos entre los mechones y masajeando mi cabeza al tiempo que su lengua bajaba por mi piel hasta llegar a los arañazos. En ese momento sentí miedo ya que pensé que me escocería pero solo sentía pequeños pinchazos y el tacto húmedo de su lengua lamiéndome. Aquello me gustó más de lo que pensé pero no dije nada.

Mientras, él fue deslizándose por toda mi espalda, deteniéndose unos segundos en cada corte y echándome su aliento una y otra vez. Después, sin dejar de hacerme eso, se acercó todavía más a mi cuerpo y empezó a frotar su pene contra mí lenta pero insistentemente. Aquello no me importó, al contrario, una oleada de calor me recorrió el cuerpo entero nada más notar lo duro y caliente que seguía estando, lo que provocó que otra parte más de mi cuerpo se mojara. Solté un gemido casi inaudible cuando la punta de su pene presionó ano también húmedo en esos momentos.

Para entonces yo ya había recuperado algo de fuerzas, así que me incorporé un poco y me giré quedando de rodillas frente a él. Unas gotas se deslizaron por mi espalda, aunque no llegué a saber si fueron de su saliva, de mi sangre, o de ambas...

Yo tenía la mirada baja ya que, después de haber llorado, debía de tener una cara terrible, pero como no quería que mi amo se enfadara más, acerqué una mano hacia él y cogí su pene para empezar a marturbarlo, pero él me puso la suya en la barbilla, obligándome a alzar la cabeza para mirarle. No puse resistencia a su gesto y obedecí...

Me encantaban sus ojos. Eran marrones, tan normales como los de la mayoría de las personas, pero su expresión reflejaba dulzura y cariño, a pesar de todo lo que había ocurrido antes.

Continué moviendo mi mano de arriba a abajo haciendo algo de presión de vez en cuando sin dejar de mirarle e intentando dejar a un lado la vergüenza que sentía en esos momentos. Y entonces él sonrió e hizo algo que no había hecho desde el día en que me convertí en su esclava...

CONTINUARÁ...



martes, 24 de enero de 2012

Todo por un caramelo... PARTE 2

Mi amo era así, cruel y sádico hasta el punto de hacerme desear la muerte en ciertas ocasiones, pero también tenía su lado bueno. En ese momento, mientras el me destrozaba por dentro y mi cara se inundaba de lágrimas, intentaba concentrarme en esas cosas buenas, pensaba en todo lo que él había hecho por mí, en como me cuidaba, en cada pequeño detalle...

Un nuevo arañazo cruzó mi espalda de lado a lado, atravesando las heridas ya hechas. Se me doblaron los brazos, ya que no podía seguir aguantando en esa posición con todo ese dolor, pero se me olvidó que él me tenía agarrada también del pelo, lo que me provocó más dolor todavía.

_ ¡Levántate! - Me dijo, pero yo ya no tenía fuerzas para seguir. Todavía estaba algo mareada por lo que pasó la noche anterior, y lo de ahora me estaba matando... No recuerdo si fue por el mismo dolor o por la falta de experiencia en ser esclava de alguien pero me atreví una vez más a suplicar...

_ P-Por... favor... para... -Me costaba hablar ya no por el dolor sino porque él no dejaba de penetrarme tan fuerte que hasta me costaba respirar... Pero no paró y yo pensé que no me había escuchado.- Por favor... Me... d-duele...

Entonces él me dio las dos últimas embestidas, más fuertes que las anteriores y paró. Sacó su pene todavía duro de mí y me dejó caer al suelo suavemente, con cuidado... Yo quise girarme un poco para ver si eso le había enfadado aun más pero mi cuerpo ya no me respondía y ni siquiera podía abrir los ojos. Entonces noté su mano acariciando mi pelo y su cálido aliento rozando mi oreja. Después, antes de desmayarme por completo, alcancé a escuchar un ``lo siento mucho´´, pero no se si fue mi imaginación o si fue real...


CONTINUARÁ...



lunes, 23 de enero de 2012

Todo por un caramelo...

Me desperté tirada en un sofá algo mareada. Levaba puesto el vestido que él me obligó ponerme anoche. Un vestido azul ahora desgarrado pero que todavía conseguía taparme lo suficiente. Intenté incorporarme lentamente pero me dí cuenta de que mis manos estaban atadas con una larga cuerda a una de las estanterías y me era imposible librarme.

_ ¿Ya has despertado? - Él. No sé muy bien como había llegado a esta situación, pero ahora yo era su esclava y él mi amo... Pero sé que fue algo voluntario y aunque a veces tenía que hacer cosas desagradables para él, no me arrepentía de ser de su propiedad. - Bien, quiero que me hagas el desayuno.

Yo asentí débilmente con la cabeza mientras él desataba la cuerda de la estantería y me arrastraba con ella a la cocina. Una vez allí se quedó mirándome mientras yo cogía su taza e iba a lavarla con agua. Pero nada más abrir el grifo noté como él me cogió por el cuello con una mano y pegó su cuerpo con el mio mientras su otra mano se iba deslizando por debajo del vestido. Yo me asusté un poco y se me resbaló la taza de las manos, cayendo a la pila y rompiéndose en mil pedazos...

Y entonces él, al ver lo que había pasado me cogió más fuerte del cuello y pude sentir como se iba enfadando por momentos. Volvió a agarrar la cuerda y sin decir nada me llevó a empujones hasta el comedor, donde me pegó en la cara tan fuerte que me tiró al suelo haciéndome daño en las rodillas. Entonces me giré suplicante hacia él.

_ Lo... lo siento amo... -Dije mientras un hilillo de sangre recorría mi labio. Él solo sonrió y se agachó, se acercó a mi a cuatro patas y me cogió fuerte del pelo para acercar mi cabeza a la suya y me lamió la sangre que caía ya por mi cuello. Después, lo mordió muy fuerte de manera que la herida se me abrió más y volvió a empujarme para que me quedara completamente tumbada en el suelo. En ese momento, me cogió de un brazo y me dio la vuelta, quedando de espaldas a él. Con sus frías manos terminó de romper mi vestido dejando toda mi parte de atrás al descubierto. Y empezó a arañarme de arriba a abajo. Yo sentía mucho dolor pero no quería gritar, aunque de vez en cuando se me escapaba algún pequeño gemido y alguna que otra lágrima.

_ Quiero oírte gritar de dolor, puta -Y, al ver que no hacía caso me pegó en los arañazos y añadió- es una orden...

Ante esas palabras yo no podía hacer otra cosa que obedecer y, como realmente me dolía lo que me estaba haciendo, dejé de reprimirme y grité, grité con cada nuevo arañazo en mi espalda, mi culo y mis piernas, grité cuando cogió un limón y lo apretó dejando que las gotas cayeran sobre mis heridas, grité cuando noté su lengua húmeda y caliente en mis nalgas, cuando con sus dientes me mordió en una de ellas, haciéndome una nueva herida...

Me resistí cuando separó mis nalgas con sus manos para introducir su lengua en mi culo. Odiaba cuando hacía eso, pero él me tenía fuertemente cogida y no podía hacer nada...

No me había dado cuenta hasta ese momento pero él ya se había desnudado completamente y, al girarme un poco para suplicarle con la mirada, pude ver su pene muy duro, demasiado grande para que no me doliese cualquier cosa que pudiera hacerme con él... Él me miró y volvió a cogerme del pelo para empotrar mi cabeza contra el suelo y, sin dejar de hacerme eso, me cogió de la cintura y sin darme tiempo a decir nada me penetró bruscamente por delante haciendo que esta vez gritara mucho más que antes, lo que pareció ponerle aun más porque sus embestidas fueron mas rápidas y fuertes. Me cogía del pelo y del cuello, apretaba mis tetas y clavaba sus uñas por toda mi piel. Me dejó a cuatro patas mientras continuaba metiendo y sacando su pene con tanta agresividad que yo no podía hacer mas que gritar y llorar...


CONTINUARÁ...